Ficha de Ankira

Ankira nació de una pareja de ciudadanos de Ciudad de paso. Su padre era un acérrimo luchador contra los sincorazón y ni siquiera el matrimonio pudo cambiar eso. Causó estragos suficientes como para que una noche unos asesinos a sueldo atacaran el hogar de la pareja.
Nadie sabe muy bien como, pero la pareja logró escapar de allí, aunque la madre de Ankira, para aquél entonces en un estado muy avanzado de embarazo, quedó gravemente herida. Su marido la metió en una nave y se la llevó de la ciudad poniendo rumbo a otro mundo, Islas del destino.

Tal como llegaron fueron a que examinaran a la madre de Ankira, que se desangraba por momentos y ya se encontraba muy débil. La respuesta del médico fue rotunda. No se iban a poder salvar las dos. Sólo podría sobrevivir la madre, o a la criatura.
A pesar de la oposición inicial del hombre, finalmente la madre de Ankira eligió salvar a la criatura. Y así fue como nació ella, llevándose la vida de su madre por delante.

Creció junto a su padre en Islas del destino, un hombre ahora sombrío y con un odio aún más marcado hacia los sincorazón desde la muerte de su esposa. Enseñó a Ankira a no fiarse de los desconocidos y a tener buen corazón. También le enseñó a manejarse con las pistolas por si cualquier día debía defenderse.

Pero una mañana cualquiera, a la edad de 10 años, Ankira se despertó y no había nadie en casa. Cuando fue al salón encontró dos cosas en la mesa: una pistola y una nota. Al parecer su padre había salido aquella madrugada en una misión muy importante contra los sincorazón, dejando sola a Ankira. En la nota ponía que quizás le llevara unos meses cumplir la misión y volver. Y así pasaron los meses… y los años.
Durante 6 años, Ankira vivió con unos amigos de la familia, conservando siempre con ella la pistola que le había dejado su padre.

Ahora, a la edad de 16 años, Ankira ya está preparada para ir a buscar a su padre. Esperó lo que tuvo que esperar y no iba a quedarse de brazos cruzados. Si tenía que enfrentarse a los sincorazón, lo haría. Por su culpa ya había perdido a su madre, no iba a perder a su padre ahora.